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martes, 21 de febrero de 2012

Traducción escrita

La traducción es una actividad que consiste en comprender el significado de un texto en un idioma, llamado texto origen o «texto de salida», para producir un texto con significado equivalente, en otro idioma, llamado texto traducido o «texto meta». El resultado de esta actividad, el texto traducido, también se denomina traducción.

Aunque este proceso podría parecer simple a primera vista, se esconde tras él una operación cognifica compleja. Para decodificar el sentido completo del texto origen, el traductor tiene que interpretar y analizar todas sus características de forma consciente y metódica. Este proceso requiere un conocimiento profundo de la gramática, semántica, sintaxis y frases hechas o similares de la lengua origen, así como de la cultura de sus hablantes. El traductor debe contar también con estos conocimientos para recodificar el sentido en la lengua traducida. De hecho, estos suelen ser más importantes y, por tanto, más profundos que los de la lengua origen. De ahí que la mayoría de los traductores traduzcan a su lengua materna. Además, es esencial que los traductores conozcan el área que se está tratand.

Traducir significa estar en capacidad de comprender el sentido y reexpresarlo en otra lengua de manera efectiva y libre de las ataduras sintácticas de la lengua de origen; está muy lejos de ser una mera sustitución de una palabra por otra.

Competencia traductora es el nombre genérico que se da a una serie de conocimientos, habilidades y actitudes necesarios para traducir. Estos a su vez se pueden subdividir en diversas subcompetencias que el traductor debe adquirir para traducir con eficacia:

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